El verano de 2025 comenzó con un desafío inesperado para la Costa Atlántica. A diferencia de otros años, los precios en esta región se tornaron desfavorables en comparación con destinos como Brasil y Chile. Además, el clima otoñal aportó una dosis de incertidumbre que se sumó a lo que fue el peor arranque de temporada de la última década.
Los primeros días de enero mostraron un contraste evidente. Mientras el sol hacía esporádicas apariciones en la Costa Atlántica, las playas de la Patagonia brillaban bajo temperaturas envidiables.
En Mar del Plata y sus alrededores, los días frescos persistían, y aunque hubo una leve mejoría hacia mediados de la semana, la previsión del Servicio Meteorológico Nacional indicaba que el buen tiempo no duraría. El jueves prometía un pico de temperatura, pero el viernes volverían las lluvias y el frío.
Por otro lado, la Patagonia vivió una realidad opuesta. Las Grutas y Bariloche registraron temperaturas cercanas a los 40 grados, atrayendo a turistas que buscaban calor en pleno verano. Incluso se anunciaron picos similares para el fin de semana, contrastando drásticamente con las bajas marcas en la Costa Atlántica.
Marcelo Madelón, meteorólogo y licenciado en medio ambiente, explicó que este fenómeno se debía a la diferencia en los vientos. En la Costa Atlántica, el viento del mar enfría rápidamente la temperatura, mientras que en la Patagonia, el viento del noroeste calienta y seca el aire, elevando las temperaturas. Madelón mencionó que este patrón es más frecuente en Mar del Plata, donde la brisa de mar es común.
Los primeros días de enero en Mar del Plata fueron marcados por un clima "invernal", con un viento constante del sur debido a un centro de baja presión mar adentro. Esto resultó en temperaturas bajas y un arranque de temporada muy frío. En contraste, la Patagonia experimentó altas presiones que reforzaron el viento del norte, elevando las temperaturas considerablemente.
La Costa Atlántica enfrentó desventajas significativas en comparación con la Patagonia este verano. Las bajas temperaturas y el viento del mar jugaron en contra de los turistas que buscaban el calor típico de la temporada, mientras que la Patagonia se benefició de un clima cálido y seco, atrayendo a más visitantes.