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Esteros del Iberá - Corrientes, Argentina. |
Por Mariana Pérez Márquez. En esta sección de opinión buscaremos a lo largo de cuatro episodios darle vuelta y dilucidar las múltiples facetas en torno al concepto y a la razón de ser del TURISMO SOSTENIBLE para desentrañar realidades, buscar descifrar su qué, su cómo, su porqué y su para qué a fin de identificar las perspectivas futuras que nos permitan visualizar y posicionar un sector de servicios que tiene mucha mas relevancia de la que normalmente se le da.
Antes de definir o entender qué es el Turismo sostenible nada mejor que empezar aclarando que el turismo no es una industria. Si bien el turismo aprovecha los recursos para convertirlos en atractivos (a través de servicios, equipamiento e infraestructura), no los extrae como hace, por ejemplo, la minería. El aprovechamiento que realiza el turismo del recurso se lleva a cabo de manera intangible y lo que ofrece el turismo son servicios y por ello industria no sería el término más feliz, más aún si de sostenibilidad hablamos. Ahora bien, las dinámicas y presiones que el turismo ejercen en el recurso, y de cómo se lleva adelante la práctica turística, dependen de unas cuantas variables sean endógenas o exógenas al territorio. Y aquí comienza la verdadera complejidad del sector.
Pero vamos a considerar algunas cuestiones en torno a la sostenibilidad. Y para ello quisiera mencionar una cuestión relevante. Y me pregunto… ¿en qué punto se encuentran la relación entre nosotros, los seres humanos, es decir la sociedad global, en vinculación con los recursos?
Y lo primero que pienso y analizo es que, a lo largo de los años la población mundial se ha ido incrementando de manera exponencial. En el año 1950 la población mundial era de 2500 millones de personas y hoy la población mundial es de 8200 millones de personas.
La tendencia es que siga en franco crecimiento y ello sin lugar a duda genera una mayor demanda de recursos naturales y por consiguiente el agotamiento de ellos dado su grado de sobreexplotación para el consumo humano. Las consecuencias son muchas. Solo para mencionar un par, una de ellas está vinculada a la pérdida de la biodiversidad y otra a la contaminación.
Entonces, muchas veces me imagino en la bifurcación de un camino que posee dos senderos, y debo decidir cuál de ellos seguir para llegar a un buen destino.
La tendencia es que siga en franco crecimiento y ello sin lugar a duda genera una mayor demanda de recursos naturales y por consiguiente el agotamiento de ellos dado su grado de sobreexplotación para el consumo humano. Las consecuencias son muchas. Solo para mencionar un par, una de ellas está vinculada a la pérdida de la biodiversidad y otra a la contaminación.
Entonces, muchas veces me imagino en la bifurcación de un camino que posee dos senderos, y debo decidir cuál de ellos seguir para llegar a un buen destino.
Hoy estamos en ese punto del camino y solo uno de ellos nos lleva al lugar indicado y deseado. Aquel que ya se encuentra trazado y con la cartelería y la señalética que nos orienta hasta llegar a donde debemos estar.
Hoy estamos en un momento donde cada una de nuestras acciones será clave para el futuro, futuro entendido como calidad de vida porque “mas, no siempre es mejor”. Como todo en la vida no solo hay blanco y negro sino una escala de grises que debemos considerar a lo largo del tiempo. Y de esto se trata la sostenibilidad.
Por ello cuando se habla del turismo sostenible debemos empezar diciendo que no es ni una modalidad, ni una tipología ni tampoco un producto turístico. En este sentido hay que mencionar que el turismo sostenible es un deber ser porque el sector turístico debe desarrollarse, fortalecerse y expandirse en armonía con el territorio. Y cuando menciono territorio no hablo solamente del espacio físico, ambiental y geográfico sino de la interrelación de las variables sociales, económicas e institucionales que allí convergen. Porque el territorio somos todos nosotros también.
Hoy estamos en un momento donde cada una de nuestras acciones será clave para el futuro, futuro entendido como calidad de vida porque “mas, no siempre es mejor”. Como todo en la vida no solo hay blanco y negro sino una escala de grises que debemos considerar a lo largo del tiempo. Y de esto se trata la sostenibilidad.
Por ello cuando se habla del turismo sostenible debemos empezar diciendo que no es ni una modalidad, ni una tipología ni tampoco un producto turístico. En este sentido hay que mencionar que el turismo sostenible es un deber ser porque el sector turístico debe desarrollarse, fortalecerse y expandirse en armonía con el territorio. Y cuando menciono territorio no hablo solamente del espacio físico, ambiental y geográfico sino de la interrelación de las variables sociales, económicas e institucionales que allí convergen. Porque el territorio somos todos nosotros también.
La sostenibilidad no debe reducirse solo en una agenda internacional (pero tampoco debe ignorarse). La sostenibilidad es la búsqueda constante del equilibrio en nuestras acciones a lo largo del tiempo y es por ello que el turismo sostenible debe ser el rumbo que se marca por todos los actores del sector que implica planificarlo, desarrollarlo, gestionarlo, promocionarlo y posicionarlo competitivamente para que los negocios turísticos a nivel local sean eficientes, para que las comunidades locales puedan mejorar sus condiciones de vida, para que sectores vulnerables de un destino puedan, a través de turismo, generar opciones turísticas que les permita diversificar sus ingresos, y por supuesto conservar tanto los recursos naturales y los recursos culturales que son la materia prima del turismo, pero ello también significa mantener la calidad de los paisajes y facilitar la generación de experiencias turísticas que sean únicas y distintivas del territorio.
En este sentido el turismo sostenible es aquel que planifica su desarrollo a lo largo del tiempo considerando la dimensión social y cultural, la dinámica económica y productiva, la dinámica política institucional y la dinámica física ambiental.
Y por ello el turismo sostenible debe llevarse a cabo de la mano de otros sectores como ambiente, cultura, desarrollo social, producción, economía, educación, etc, etc, etc. El turismo debe por sobre todas las cosas fortalecer su vinculación interinstitucional con los otros sectores del territorio (ya sea a nivel local, a nivel provincial, o a nivel nacional), y por supuesto aquí también radica la complejidad del sector.
Pero retomemos con la sostenibilidad, nuestro planeta está realmente en un punto de no retorno. El consumo es mas rápido que la recuperación de los recursos naturales y si a ello le sumamos el mal uso y abuso de ellos (a causa de malas prácticas sociales y culturales e incluso por la ausencia de normativas que regulen), entonces solo hay un camino. Nosotros, los seres humanos hemos sido y seguimos siendo los artífices de la construcción de las múltiples vulnerabilidades y ante este contexto, solo nosotros podemos y debemos poner límites.
El camino es la sostenibilidad, pero entendida como una estrategia de competitividad territorial donde el desarrollo socioeconómico sea posible. Pero claro para que esto suceda TODOS debemos transitar el mismo camino, debemos ser respetuosos y responsables con los recursos que nos dan la materia prima para producir lo que necesitamos y debemos saber que para que haya desarrollo y crecimiento debe haber educación, y que además hay que establecer normas y reglamentaciones que regulen las prácticas y generen oportunidades para todos y no para unos pocos.
Es decir, la sostenibilidad (continuidad en el tiempo) debe sustentarse en la dimensión ambiental (que busca preservar la biodiversidad), la dimensión económica (que refiere a la capacidad de las empresas y organizaciones de administrar los recursos que tiene y generar rentabilidad de forma responsable a largo plazo), dimensión social (fortalecer la cohesión y los grupos sociales y disminuir sus vulnerabilidades), dimensión institucional (generar herramientas normativas que regulen y controlen el desarrollo equitativo).
Pero retomemos con la sostenibilidad, nuestro planeta está realmente en un punto de no retorno. El consumo es mas rápido que la recuperación de los recursos naturales y si a ello le sumamos el mal uso y abuso de ellos (a causa de malas prácticas sociales y culturales e incluso por la ausencia de normativas que regulen), entonces solo hay un camino. Nosotros, los seres humanos hemos sido y seguimos siendo los artífices de la construcción de las múltiples vulnerabilidades y ante este contexto, solo nosotros podemos y debemos poner límites.
El camino es la sostenibilidad, pero entendida como una estrategia de competitividad territorial donde el desarrollo socioeconómico sea posible. Pero claro para que esto suceda TODOS debemos transitar el mismo camino, debemos ser respetuosos y responsables con los recursos que nos dan la materia prima para producir lo que necesitamos y debemos saber que para que haya desarrollo y crecimiento debe haber educación, y que además hay que establecer normas y reglamentaciones que regulen las prácticas y generen oportunidades para todos y no para unos pocos.
Es decir, la sostenibilidad (continuidad en el tiempo) debe sustentarse en la dimensión ambiental (que busca preservar la biodiversidad), la dimensión económica (que refiere a la capacidad de las empresas y organizaciones de administrar los recursos que tiene y generar rentabilidad de forma responsable a largo plazo), dimensión social (fortalecer la cohesión y los grupos sociales y disminuir sus vulnerabilidades), dimensión institucional (generar herramientas normativas que regulen y controlen el desarrollo equitativo).
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Y aquí no se trata de una carrera por la imposición de aspectos económicos por sobre aspectos sociales o negar la crisis ambiental, se trata de entender que debemos abordar todas las variables territoriales con el mismo esfuerzo y dedicación para alcanzar un desarrollo justo y equitativo lo que equivale al desarrollo sostenible.
Vamos a representarlo con un ejemplo: tengo cuatro bolas que son de diferente color, pero de igual tamaño y debo hacer malabares con ellas…el movimiento debe ser constante y permanente y por supuesto no debo dejar caer ninguna de ellas para que el movimiento fluya. Si solo me enfoco en una o en dos y dejo caer las otras será más fácil, pero no habrá equilibrio ni progreso. Puedo enfocarme en hacer crecer una economía, pero si el porcentaje de pobres aumenta o no disminuye, el nivel de educación sigue siendo limitado, como el acceso a los servicios de salud, entonces no habrá desarrollo.
Y el turismo sostenible tiene exactamente la misma lógica… No sirve solamente con promocionar un destino, seguramente con ello captaremos más visitantes, pero si la comunidad no ofrece servicios de calidad, no está capacitada, no busca generar nuevos negocios, no se regulan las prácticas y no se registran los prestadores, no se promueve la responsabilidad social, no se diversifican las oportunidades y actividades de un destino a lo largo del año, entonces no habrá turismo sostenible.
Quizás habremos recibido mayor cantidad de visitantes, pero seguramente con el tiempo sin una buena prestación de servicios y con recursos naturales y culturales sin cuidado, ni control, aquello que alguna vez fue fuente de motivación e inspiración será el motivo por el cual los visitantes dejen de arribar al destino. Por ello es tan importante gestar y llevar adelante objetivos y programas que aborden las cuatro dimensiones de la sostenibilidad (económica, ambiental, social e institucional).
Desde el diseño de la política pública hasta la planificación y la gestión del sector debemos plantear objetivos cuantitativos, pero también y por sobre todas las cosas cualitativos.
Y aquí es momento de aclarar otra cuestión en torno a la sostenibilidad. No es una cuestión ideológica, es una cuestión de rentabilidad a largo plazo para todos. Hoy no queda duda alguna que debemos tomar conciencia de la situación, estar informados y hacer todo lo que esté a nuestro alcance, y aquí las prácticas turísticas también deben tenerse en cuenta, para alcanzar un desarrollo sostenible.
Por ello también hay que decir que los gobiernos no son los únicos responsables de ello, sin lugar a duda el sector privado y las comunidades deben ser protagonistas activos en el proceso. Deben involucrarse, ser parte, participar y exigirles a los gobiernos de turno una agenda que se concreta más allá de una identidad política.
Si bien es mucho lo que se dice y se escribe en relación con el turismo sostenible, el sector turístico, debe seguir comprometiéndose a lo largo y a lo ancho de nuestro país para que ello suceda. Casi todas las provincias de nuestro país poseen algún tipo de planificación turística y casi todas también mencionan al turismo sostenible pero si por ejemplo quisiéramos saber cuántas provincias han logrado, a lo largo del tiempo, diversificar las oportunidades, las actividades, los negocios y las experiencias turísticas en sus territorios, mas allá de su o sus destinos posicionados, la respuesta sería muy poco representativa y entonces queda claro que en Argentina, con la enorme oportunidad que tenemos, aún tiene mucho por hacer, mucho, pero mucho, pero mucho más de lo que hasta ahora se ha venido haciendo.
Hasta aquí dejamos planteado el qué del turismo sostenible. Y al respecto siempre me pregunto ¿Cuántos aspectos de lo mencionado aquí tomamos, cada uno de nosotros en el desempeño en nuestra rol o profesión? ¿Qué cosas puedo hacer, promover o impulsar para mejorar un poco más cada día? Mi papá siempre me decía que solo hay que empezar e involucrarse para generar cambios, ¿Cuál es el nivel de involucramiento que cada uno de nosotros tenemos?...
La semana próxima buscaremos analizar el cómo hacer un Turismo sostenible y si ello es posible.