Salinas de La Pampa: viaje al horizonte blanco

Hay lugares que parecen suspendidos en el tiempo, territorios donde el paisaje obliga a detener la mirada para descifrar lo que tiene delante. Las salinas pampeanas pertenecen a esa categoría: extensas depresiones naturales del sudeste provincial que, año tras año, se tiñen de un blanco absoluto.

A primera vista, su superficie recuerda a un desierto helado o a un mar detenido; sin embargo, lo que allí ocurre es la manifestación silenciosa de un proceso geológico y productivo que sostiene, desde hace generaciones, la vida de numerosas comunidades.

Visitar las salinas no consiste solo en contemplar una superficie brillante. Cada circuito autorizado permite acceder a una lectura más amplia: la de un territorio que revela la historia de sus habitantes, el origen de un recurso cotidiano y la interacción entre naturaleza, cultura y trabajo.

En épocas de cosecha, el paisaje actúa como un gran espejo que reproduce la luz del cielo; en cualquier momento del año, funciona como un libro abierto donde se leen los capítulos del pasado y del presente productivo de La Pampa.


El recorrido puede comienza en
General San Martín, sede de la salina “La Colorada Grande”, una de las principales fuentes de extracción de sal común de Argentina. Desde 2003, la localidad lleva el título de Capital Nacional de la Sal, un reconocimiento que resume décadas de labor y que cada febrero se expresa en la Fiesta Nacional de la Sal.

Allí también se encuentra la planta industrial de Timbó SA, una de las empresas emblemáticas del sector, que transforma la materia prima en productos alimenticios y soluciones industriales. En este punto del viaje, el visitante puede dimensionar la escala del trabajo y entender cómo una planicie blanca se convierte en un insumo esencial.

En Macachín, la historia adopta otra forma. A principios del siglo XX, surgió allí “La Colonia”, una cooperativa obrera y vecinal dedicada a la explotación de las Salinas Grandes de Hidalgo.

Aún hoy, ese enclave conserva su espíritu original y se encuentra registrado como patrimonio cultural pampeano. El paisaje convive con la memoria de los primeros trabajadores y con la actividad continua de la Compañía Introductora de Buenos Aires —conocida por la marca Dos Anclas—, que mantiene viva una tradición industrial que definió la identidad económica de la región.

El itinerario continúa hacia Jacinto Arauz, donde la colonia San Rosario —fundada por inmigrantes Alemanes del Volga— resguarda la salina “Colorada Chica”.

El visitante que llega hasta allí no solo observa uno de los enclaves productivos más significativos de la provincia, sino también la trama cultural de una comunidad modelada por el trabajo rural, los oficios heredados y un paisaje que se vuelve parte de la memoria familiar.

Más al sur, en La Adela, las dimensiones cambian nuevamente: el Salitral Negro, con sus 3600 hectáreas, y la histórica Salina de Anzoátegui, con 2300 hectáreas, ofrecen una perspectiva sobre la evolución del proceso extractivo.

Empresas como La Aurora y Proinsal dan continuidad a la actividad, mientras que en Anzoátegui las cosechas pueden llegar a las 120.000 toneladas, sostenidas por descendientes de los primeros pobladores que aún hoy trabajan la sal. En este punto del viaje, la historia productiva se mezcla con la perdurabilidad de un oficio transmitido de generación en generación.

Quien planifique una visita debe saber que las salinas son territorios sensibles, sometidos a protocolos estrictos para preservar su equilibrio. Solo existen circuitos autorizados, exclusivamente peatonales y guiados por profesionales habilitadas por la Secretaría de Turismo de La Pampa.

Esta modalidad no solo garantiza seguridad, sino que transforma el recorrido en una experiencia interpretativa: cada guía abre una puerta distinta hacia el conocimiento del entorno, desde el sistema natural hasta los detalles del proceso de extracción.

Viajar a las salinas pampeanas es asumir el desafío de un paisaje minimalista que, sin embargo, contiene múltiples capas de significado. En su aparente simplicidad, se condensan la historia productiva, la identidad comunitaria y el diálogo permanente entre naturaleza y trabajo humano.

Quien se adentre en ese blanco infinito descubrirá un territorio que invita a mirar con calma y a comprender cómo un recurso tan cotidiano como la sal puede narrar, por sí mismo, la historia profunda de una región.


  • ℹ️ Información práctica y para planificar el viaje

  • ℹ️ Guías habilitadas


— Mónica Salvador (02954) 15390222 – @descubrilapampa.ar

— Ana Lía Di Meo (02923) 15484742

— Cecilia Bartolomé (02954) 15523218 – @ceciliabartolome_salinas

— Verónica Pallero (02954) 15517624 – @veronicapallero

— Sofía Menvielle (02923) 15416903 – @visitamacachin

— Estela Campo (02923) 15426936 – excursionesguatraché@gmail.com