Por Ariel Ferrero.- La frase, sencilla y contundente, resonó una y otra vez durante la celebración: “Está bueno el Sheraton Santiago”. Más que un eslogan, es un sentimiento compartido que define a este ícono de la hotelería chilena, que acaba de conmemorar 55 años de historia.
Inaugurado el 15 de agosto de 1970, el hotel no solo marcó un antes y un después en la hotelería sudamericana, sino que se ha ganado un lugar en el imaginario colectivo del país, un “hotel con alma”, como lo definió el locutor Pedro Carcuro durante la fiesta aniversario.
El evento, que reunió a unas 300 personalidades, clientes y ex empleados, fue una noche de emociones y recuerdos. Bajo la ambientación de un salón transformado en un cielo estrellado con cortinas negras y destellos dorados, se selló un legado que se construye día a día.
El evento, que reunió a unas 300 personalidades, clientes y ex empleados, fue una noche de emociones y recuerdos. Bajo la ambientación de un salón transformado en un cielo estrellado con cortinas negras y destellos dorados, se selló un legado que se construye día a día.
“A pesar de los cambios en la industria y en la ciudad, el Sheraton Santiago mantiene una identidad marcada por la continuidad de su equipo y por la fidelidad de sus huéspedes”, subrayó el gerente general, Esteban Mondaca.
Un Muro de Estrellas para las memorias imborrables
El momento central de la velada fue la develación de un “Muro de Estrellas”, un homenaje a huéspedes memorables cuyas vidas se entrelazaron con la del hotel. Entre los diez homenajeados, destacaron historias que conmovieron a los presentes:
Pedro Carcuro: El locutor recordó cómo desde este hotel se realizó, en 1978, la primera transmisión televisiva a color de Chile, un hito histórico que millones de chilenos presenciaron.
Roberto Canessa: El sobreviviente de la tragedia de los Andes protagonizó uno de los momentos más emotivos. Visiblemente conmovido, relató: “La primera cama en la que dormí después del accidente fue en una habitación del Sheraton. Estuve viviendo aquí durante seis días. Me recibieron con un cariño que jamás podré olvidar”.
Susana Giménez: La presidenta del CPC fue distinguida y recordó su niñez vinculada al hotel, evidenciando cómo el Sheraton ha sido parte de la vida de generaciones.
Elías Figueroa: La leyenda del fútbol chileno recibió su estrella, consolidando el vínculo del hotel con el deporte nacional.
Josef Gander: El último en ser homenajeado fue el chef, figura clave de la gastronomía chilena y por años líder de la cocina del hotel, en reconocimiento a su aporte histórico.
De ícono arquitectónico a centro de la vida nacional
Ubicado estratégicamente a los pies del Cerro San Cristóbal, el Sheraton Santiago se convirtió en un gemelo del Sheraton Buenos Aires, inaugurado tres años después, y ambos se erigieron como símbolos de la hotelería de lujo en el Cono Sur.
Hoy, con sus 525 habitaciones y suites con vistas panorámicas a la ciudad y la cordillera, el hotel combina su ubicación privilegiada con una oferta gastronómica de primer nivel —que incluye el emblemático El Cid y el bar TwentyOne en el piso 21— y el mayor centro de convenciones de Santiago, con 19 salones que han sido escenario de decisivos encuentros políticos, culturales y empresariales.
A sus 55 años, el Sheraton Santiago no es solo un lugar de paso; es una institución. Un espacio donde la historia personal y colectiva se funden, reafirmando su legado como un protagonista central y con alma en la vida de Chile.
Un Muro de Estrellas para las memorias imborrables
El momento central de la velada fue la develación de un “Muro de Estrellas”, un homenaje a huéspedes memorables cuyas vidas se entrelazaron con la del hotel. Entre los diez homenajeados, destacaron historias que conmovieron a los presentes:
Pedro Carcuro: El locutor recordó cómo desde este hotel se realizó, en 1978, la primera transmisión televisiva a color de Chile, un hito histórico que millones de chilenos presenciaron.
Roberto Canessa: El sobreviviente de la tragedia de los Andes protagonizó uno de los momentos más emotivos. Visiblemente conmovido, relató: “La primera cama en la que dormí después del accidente fue en una habitación del Sheraton. Estuve viviendo aquí durante seis días. Me recibieron con un cariño que jamás podré olvidar”.
Susana Giménez: La presidenta del CPC fue distinguida y recordó su niñez vinculada al hotel, evidenciando cómo el Sheraton ha sido parte de la vida de generaciones.
Elías Figueroa: La leyenda del fútbol chileno recibió su estrella, consolidando el vínculo del hotel con el deporte nacional.
Josef Gander: El último en ser homenajeado fue el chef, figura clave de la gastronomía chilena y por años líder de la cocina del hotel, en reconocimiento a su aporte histórico.
De ícono arquitectónico a centro de la vida nacional
Ubicado estratégicamente a los pies del Cerro San Cristóbal, el Sheraton Santiago se convirtió en un gemelo del Sheraton Buenos Aires, inaugurado tres años después, y ambos se erigieron como símbolos de la hotelería de lujo en el Cono Sur.
Hoy, con sus 525 habitaciones y suites con vistas panorámicas a la ciudad y la cordillera, el hotel combina su ubicación privilegiada con una oferta gastronómica de primer nivel —que incluye el emblemático El Cid y el bar TwentyOne en el piso 21— y el mayor centro de convenciones de Santiago, con 19 salones que han sido escenario de decisivos encuentros políticos, culturales y empresariales.
A sus 55 años, el Sheraton Santiago no es solo un lugar de paso; es una institución. Un espacio donde la historia personal y colectiva se funden, reafirmando su legado como un protagonista central y con alma en la vida de Chile.



