RADAR Europa. La República Checa es conocida por su impresionante arquitectura, su rica historia y sus pintorescos paisajes. Uno de sus tesoros ocultos es Karlovy Vary, una ciudad-balneario ubicada a solo 125 km de Praga. Para quienes visitan el país por primera vez, esta ciudad ofrece la combinación perfecta de relax y cultura en un entorno de ensueño.
Cómo llegar a Karlovy Vary desde Praga
Karlovy Vary se encuentra a aproximadamente dos horas en coche desde Praga, lo que la convierte en una excelente excursión de un día o una estadía complementaria. Existen autobuses y trenes regulares que conectan la capital con esta ciudad, facilitando el acceso para los viajeros principiantes.
El encanto de las aguas termales
Karlovy Vary es famosa por sus aguas termales medicinales, que atraen a turistas desde hace siglos. Con 12 fuentes públicas distribuidas por la ciudad, cada una con propiedades curativas únicas, los visitantes pueden probar estas aguas directamente de las fuentes en la Columnata Termal. Es una experiencia única que te conecta con la tradición del balneario.
Relajación y lujo en el Grandhotel Pupp
Uno de los lugares icónicos para visitar es el Grandhotel Pupp, un símbolo de lujo y elegancia desde 1701. Este hotel ha sido escenario de varias películas, como Casino Royale, y es el lugar de alojamiento preferido de celebridades que asisten al Festival Internacional de Cine de Karlovy Vary. Incluso si no te alojas aquí, una visita para admirar su arquitectura es imprescindible.
Aventuras en los funiculares
Karlovy Vary se encuentra en un terreno montañoso, lo que hace que una de las mejores formas de explorarla sea a través de sus funiculares. Desde la plaza Divadelní, puedes tomar el funicular Imperial hasta el Hotel Imperial, disfrutando de impresionantes vistas panorámicas en el trayecto. Otra opción es subir al Mirador Diana, donde te espera un paisaje espectacular.
Mirador Diana: vistas inigualables
El Mirador Diana es uno de los puntos más destacados de la ciudad. Desde su torre, puedes admirar vistas panorámicas de toda la ciudad y los frondosos bosques que la rodean. Si te gusta caminar, hay senderos que se extienden por 180 km para los aventureros que buscan una conexión más profunda con la naturaleza.
Columnata Termal: el corazón de Karlovy Vary
El edificio de la Columnata Termal alberga la principal fuente de aguas termales de la ciudad. Este lugar es ideal para experimentar de primera mano las propiedades curativas del agua mientras disfrutas de la arquitectura única de sus columnas. No te pierdas el géiser de agua y vapor que se eleva desde la fuente exterior, creando un espectáculo visual fascinante.
Explora la historia en el Museo Jan Becher
Una parada obligada para los amantes de la cultura y la historia es el Museo Jan Becher. Aquí conocerás la historia del famoso licor de hierbas Becherovka, conocido como la "fuente número 13" de Karlovy Vary. Al final del recorrido, puedes disfrutar de una degustación de este licor tradicional, una experiencia que te permitirá saborear la esencia de la ciudad.
Gastronomía: ¿Qué no te podes perder?
No todo en Karlovy Vary es turismo y aguas termales. La ciudad también ofrece una amplia variedad de restaurantes donde puedes probar platos tradicionales checos, perfectos para reponer energías después de un día de exploración. Prueba el svíčková, un clásico guiso checo, o disfruta de un dulce trdelník mientras paseas por sus calles.
Aprovecha la cercanía a Praga
Si es tu primera visita a la República Checa, Karlovy Vary es ideal para combinar con una estancia en Praga. Su cercanía permite que puedas organizar una excursión rápida sin perderte los encantos de la capital. Te aseguro que la experiencia en esta ciudad-balneario será el complemento perfecto a tu recorrido por la historia checa.
Consejos prácticos para tu visita
Al ser una ciudad compacta, es fácil moverse a pie por Karlovy Vary. Lleva calzado cómodo para recorrer sus calles empedradas y sus senderos. También es recomendable llevar una botella para probar las aguas termales, ya que muchos visitantes locales lo hacen. Y no olvides tu cámara: las vistas desde el Mirador Diana y el Grandhotel Pupp son dignas de inmortalizar.