De Chinatown al Jardín Andaluz, un paseo bien porteño



(Por Florencia Marciota) El barrio chino se ha vuelto un clásico de la variada cultura porteña. Cada tanto, las calles de Belgrano (donde se concentran los comercios y restaurantes orientales) nos tienen entre sus visitantes. Somos amantes de la gastronomía oriental y allí solemos encontrar gran parte de las mejores opciones. Uno de nuestros lugares preferidos allí es Palitos (rico y barato). En este restaurante chino ofrecen las exquisiteses de la cocina cantonesas, de Taiwan y de Vietnam. Además, lo bueno es que la generosidad no falta en los platos. Una de las especialidades de la casa es el cerdo agridulce y chaw fan. Pero el barrio de Belgrano no es sólo eso. Hay que caminarlo. A los viajeros que visiten esta parte de la ciudad les recomendamos tomar un paseo por la Avenida Juramento y detenerse frente a la plaza Manuel Belgrano, donde se encuenta el Museo de Arte Español Enrique Larreta. Lo llamativo de este museo es su jardín andaluz. Cualquier día de sol que visiten el museo podrán disfrutar de caminos que se cruzan infinitamente y nos guían por frondosa vegetación con brillantes tonalidades de verde, esculturas, fuentes y mosaicos de reminiscencias moriscas. Es importante tomar la visita guiada. De otro modo no podrá apreciar el encanto que tiene este jardín creado a la usanza árabe. Como muchos saben, la conquista árabe-musulmana sobre la parte Sur de España modificó impresiones en las culturas posteriores. Dejó su impronta en muchos aspectos, entre ellos en la jardinería. Se caracterizan por sus laberintos irregulares, llenos de encrucijadas y senderos que se abren en distintas direcciones. Por ejemplo, la siembra de las flores y plantas no es planificada, si no que se ofrece al azar en los espacios destinados entre ligustrinas. Cada sentido es satisfecho, el oído con el murmullo del agua a través de sus fuentes, el olfato con el perfume de las plantas, el tacto por la variedad de brisas y caminando descalzo por las diferentes texturas del suelo: baldosas, ladrillos, tierra y ripio. Si quieren hacer la prueba quítese los zapatos e intente caminar por las diversas rugosidades del camino. Cierre los ojos...así es la tierra. Hay mucho por recorrer y esa también es parte de nuestra idea. A disfrutar de Buenos Aires!