En el cierre del año, los vinos elaborados en la provincia de Buenos Aires ganan presencia como parte de las celebraciones y de la oferta turística estacional. En los últimos años, el enoturismo bonaerense mostró un crecimiento sostenido, con proyectos vitivinícolas distribuidos en distintos puntos del territorio, desde zonas rurales del interior hasta áreas cercanas al mar, el Delta y sistemas serranos.
La propuesta de las bodegas bonaerenses se extiende más allá de la producción vitivinícola e incorpora experiencias vinculadas al turismo rural y gastronómico. Entre las actividades ofrecidas se incluyen degustaciones, visitas guiadas, picnics entre viñedos, maridajes al aire libre, caminatas interpretativas, eventos culturales y propuestas gastronómicas con productos locales. En determinadas épocas del año, algunas bodegas también suman instancias vinculadas a la cosecha.
En el Pueblo Turístico Altamira, partido de Mercedes, el proyecto Nueva Corinema combina la recuperación patrimonial con el desarrollo vitivinícola. Impulsado por la familia Achilli, el espacio funciona en una antigua fábrica de ladrillos y tejuelas declarada Patrimonio Histórico y Cultural de la ciudad. Actualmente, el predio abre al público mediante eventos programados con reserva previa, que incluyen recorridos por sectores en proceso de restauración, viñedos y actividades culturales, cuya agenda se comunica a través de sus canales digitales.
En Las Flores, la bodega La Blanqueada anunció para la temporada de verano la continuidad de sus catas con maridaje y la incorporación de la experiencia “Sunset”, que se realiza en horario vespertino e incluye visitas guiadas a la cava, la bodega y el viñedo, acompañadas por una propuesta gastronómica. Las actividades se desarrollan con programación previa y coordinación anticipada.
Por su parte, en Brandsen, proyectos vitivinícolas locales articulan la producción de vinos con recorridos turísticos por pueblos rurales de la zona. Según indicaron desde el sector, durante el verano se ofrecerán circuitos guiados que combinan historia local, degustaciones de vinos y productos regionales, con protagonismo de varietales elaborados en la región.
La oferta enoturística bonaerense se presenta como una alternativa para escapadas de corta duración durante el verano y las fiestas de fin de año, integrando producción local, patrimonio, gastronomía y actividades recreativas. En este contexto, los vinos de la provincia se consolidan como parte de la identidad turística y productiva de Buenos Aires, con propuestas distribuidas en distintos destinos del interior provincial.
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