Salta recibe miles de peregrinos y visitantes para participar en la Procesión del Señor y la Virgen del Milagro que se realiza hasta el 15 de septiembre. Esta celebración, que se desarrolla anualmente desde hace más de tres siglos, constituye uno de los actos de fe más relevantes del país y combina dimensiones religiosas, culturales y turísticas.
El evento comprende diez días de actividades litúrgicas y moviliza a fieles de distintos puntos de la provincia, del país y del exterior.
Según estimaciones oficiales, más de un millón de personas participan cada año en las ceremonias programadas, destacándose las columnas de peregrinos que recorren extensos trayectos a pie o en bicicleta para llegar a la Catedral Basílica de Salta y renovar el pacto de fidelidad con los Santos Patronos Tutelares.
Las peregrinaciones se organizan desde diversos puntos del territorio. Desde San Antonio de los Cobres descienden más de 9.000 peregrinos atravesando la puna salteña; desde Cachi parten alrededor de 2.000 devotos por los Valles Calchaquíes, sumándose contingentes provenientes de La Poma, Payogasta, Seclantás, Molinos, Colomé, Gualfín, Tacuil, Amaicha y otras localidades del interior.
Se estima que este año llegarán a la Catedral más de 6.000 peregrinos de esa región. También confluyen en la ciudad grupos provenientes de la Quebrada del Toro, Nazareno y de provincias vecinas como Jujuy, Catamarca y Tucumán.
El 15 de septiembre tiene lugar la jornada central de la celebración, cuando las imágenes del Señor y la Virgen del Milagro recorren las calles de Salta en una procesión masiva.
Durante el trayecto, los fieles acompañan con cantos, rezos y pañuelos blancos en alto, en un acto público que se mantiene como una de las manifestaciones de religiosidad popular más significativas del país.
La devoción al Señor y la Virgen del Milagro se remonta a 1692, año en que fuertes temblores sacudieron la región y la población encomendó su protección a la Virgen y al Santo Cristo. Desde entonces, las imágenes son reconocidas como protectoras de Salta y la celebración se sostiene de manera ininterrumpida, constituyendo un patrimonio cultural inmaterial que forma parte de la identidad provincial.
Cada septiembre, la provincia reafirma este Pacto de Fidelidad al recibir a miles de fieles y turistas que participan de una experiencia que integra espiritualidad, historia y cultura. La continuidad de la celebración y la magnitud de la participación la convierten en un acontecimiento de relevancia nacional, con impacto en la vida religiosa, social y económica de Salta.