El turismo internacional atraviesa un momento de marcada asimetría en la Argentina. Según el informe publicado por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), correspondiente al mes de abril, el país registró un nuevo récord negativo en su balanza turística: por cada dos residentes que viajaron al exterior, ingresó solo un visitante no residente. La diferencia neta fue de 726.300 personas, la mayor registrada para un solo mes desde que se inició la serie.
En total, durante abril se contabilizaron 1.425.600 salidas de argentinos al exterior, frente a 699.300 llegadas de turistas y excursionistas extranjeros. El saldo negativo, que refleja la diferencia entre ambos flujos, profundiza una tendencia que se viene observando desde comienzos de año y que se asocia directamente a una creciente salida de divisas. Solo en lo que va de 2024, el turismo emisivo ya demandó más de US$ 5.122 millones, según datos del Banco Central de la República Argentina.
El turismo emisivo mostró un incremento interanual del 41,7 % respecto a abril de 2024, mientras que el receptivo continúa mostrando variaciones negativas. En el acumulado del primer cuatrimestre (enero-abril), 3.254.100 argentinos viajaron al exterior, un 29,7 % más que en el mismo período del año pasado. Los principales destinos fueron países limítrofes: Brasil (26,8 %), Chile (24,6 %) y Uruguay (11,5 %). Más de la mitad de las salidas se realizaron por vía terrestre (51 %), seguidas por el transporte aéreo (41,6 %) y fluvial o marítimo (7,5 %).
En contrapartida, 2.888.700 turistas no residentes ingresaron al país entre enero y abril, lo que representa una caída del 6,7 % en comparación con el mismo período de 2024. Solo en abril, arribaron 583.400 turistas extranjeros, de los cuales el 48 % lo hizo por vía terrestre, el 37 % por vía aérea y el resto por otras vías. Uruguay (18,7 %), Brasil (18,5 %) y Europa (15 %) encabezaron la lista de mercados emisores.
Especialistas del sector turístico atribuyen este desequilibrio a una combinación de factores. Entre ellos, se destacan la mayor previsibilidad económica y cambiaria, el levantamiento de restricciones para la compra de divisas, y la mejora en la conectividad aérea internacional, que incentivaron la salida de turistas argentinos. Al mismo tiempo, el encarecimiento relativo del país para los visitantes extranjeros y la normalización del tipo de cambio tras la eliminación de cotizaciones paralelas habrían disminuido el atractivo del destino en comparación con otros competidores de la región.
Frente a este escenario, organismos públicos y actores del sector privado trabajan en estrategias para revertir la caída del turismo receptivo. Las acciones incluyen campañas de promoción internacional, acuerdos para ampliar rutas aéreas y políticas orientadas a mejorar la competitividad del producto turístico argentino.
El comportamiento de los próximos meses será clave para determinar si el país logra equilibrar la balanza turística o si se consolida un esquema de salida sostenida de viajeros con escaso ingreso de visitantes internacionales, con las implicancias económicas que ello representa.