Slow Tourism: Hacia Santiago de Compostela en bicicleta


Por: Miguel Capristo*.- Turismo lento o ¨slow tourism¨ es una manera de viajar sin demasiada prisa y consiste en vivir el turismo de una manera más profunda y en conexión con el ¨aquí y el ahora¨, disfrutando del estilo de vida autóctono y de la rutina del lugar.

Mi viaje a Santiago comenzó mucho tiempo antes del inicio de la pedaleada estudiando los mapas, evaluando circuitos, leyendo anécdotas de otros ciclistas, hablando con otros viajeros, planificando el viaje y por supuesto eligiendo el modelo de la bicicleta que me permitiera conectar algo menos de 800 km desde Pamplona en la provincia de Navarra al noreste de España hasta Santiago de Compostela, en la región de Galicia, exactamente sobre el noroeste de país.

¿Desde dónde salir?
¿Qué camino tomar? ¿Qué bicicleta elegir? ¿Qué indumentaria y equipamiento llevar? ¿Cuántos kilómetros podría hacer por día? ¿Dónde parar? Hubo tantas preguntas que responder para mi primera experiencia en este tipo de travesías que me abrumaba de a ratos cada respuesta y se abrían muchos más interrogantes para ser respondidas.

Mi primera decisión fue salir de Pamplona, cuna de las Corridas de San Fermín siguiendo las flechas para peregrinos que en el camino marcan la dirección a Compostela.

Fue un día de frío y lluvia y a los pocos kilómetros de salir me encontré con Antonio, un ciclista de unos 65 años que con una e-bike le gustaba acompañar a los bicigrinos (así llaman a los peregrinos que van en bicicleta) y al grito de ¨buen camino peregrino¨ me dió la bienvenida a lo que fuera un viaje profundo de introspección y contemplación de uno de los circuitos más bellos de España.

Entre anécdotas y experiencias de vida, Antonio me acompañó hasta el Monte del Perdón y de ahí seguí en solitario y por caminos medievales hasta Puente la Reina para pasar noche en un albergue encontrando gente de todo el mundo que con diferentes búsquedas personales y espirituales todos teníamos el objetivo común de llegar a la Catedral de Santiago.

tourspain.es

Mi primer día de pedaleada presagiaba que vendrían varios días más de esfuerzo físico y mental. Cruzar en bicicleta las regiones de La Rioja, Castilla y León y Galicia y entrar en cada pueblo, probar cada comida, tomar las sidras artesanales y beber los vinos de la región fueron algunos de mis premios diarios al cumplir cada etapa.

Flechas, caminos rurales, pequeños pueblos, ascensos interminables, campos de cultivo, aromas naturales y los paisajes más bellos y a cada rato el cruce con algún que otro peregrino fue la rutina diaria.

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Un momento frustrante fue cuando corté la cadena de la bicicleta en uno de los lugares más inoportunos. A unos 30 kilómetros de llegar a Burgos y cuando el sol ya estaba cayendo, la niebla cubría un sendero entre arces de hojas marrones y la lluvia hacía que la tierra se convirtiera en barro. 

Ahí sentí el corte de la cadena y aunque tenía la herramienta, jamás había hecho una reparación así. Con algo de maña y tiempo lo pude resolver pero a partir de ese momento me pregunté cuántos inconvenientes más iba a tener del estilo. Es que ya había tenido dos pinchaduras antes y mis tiempos se iban dilatando cada vez más. Llevé al otro día la bici a un taller, hicieron una revisión general y me la entregaron para no tener más problemas.

PH. Miguel Cabrera
Los días fueron cambiando y ya sin inconvenientes con la bicicleta sacar de la alforja algún trozo de pan y jamón crudo del mejor para sentarme al margen de algún río y contemplar el paisaje fueron algunos de los regalos más lindos que me dió la travesía.

Una de las charlas más interesantes que tuve fue con David acerca de la felicidad. En las carencias, penas y tristezas de su vida encontró que ayudar a los peregrinos en su paso le da plenitud y sentido a su vida y armó un refugio llamado ¨la casa de los dioses¨.

Ahí uno puede compartir un café, alguna fruta, alguna galleta o lo que pueda conseguir a cambio de un saludo, una charla y alguna donación. Me llevé esa charla acerca de la felicidad para pensar durante gran parte del viaje.

Otro de los lugares que me llegó al alma fue Cruz de Hierro, y es uno de los picos más altos de la región, antes de llegar a Ponferrada. Ahí los peregrinos dejan piedras que representan las cargas en sus vidas que quieren dejar atrás. Me acerqué y vi una bolsa con algo adentro y de curioso encontré unos portarretratos y una carta. Las fotos eran de un papá con un hijo con alguna discapacidad evidente y pude traducir la carta del holandés con la ayuda del celular y explicaba que su hijo había muerto y hacía el Camino de Santiago pidiendo por su alma. Mi tristeza fue plena y me fui con un mensaje de vida de aquel lugar. Cada uno transita sus propios dolores y busca la paz de diferentes maneras.

PH. Miguel Cabrera
A medida que pedaleaba, pensaba que en esos caminos recorren peregrinos desde hace cientos de años.

Quedé maravillado en tratar de entender que en esos mismos lugares en los que fui con la bicicleta fueron sitios de peleas, luchas, invasiones y batallas, como los enfrentamientos templarios como en la hermosa ciudad de Ponferrada donde hay un castillo que pareciera de película.

Mientras me acercaba a Santiago, había más peregrinos así que los saludos y los gritos de ¨buen camino peregrino¨ fueron mucho más frecuentes. Ya habían pasado varios días desde el inicio allá en Pamplona.

Contemplé tantos paisajes y conocí tanta gente que la noche anterior a la llegada no pude dormir por la expectativa y también por el fin de un viaje tan pleno y conectado con mi cuerpo y mi mente.

El último tramo antes de llegar hay una cima desde donde se ve a lo lejos la Catedral de Santiago. En ese momento caí en cuenta que llegar era un hecho y mi primera travesía en solitario en bicicleta había sido cumplida.

Entrar con mi bici por las calles de Santiago con música gallega y sus maravillosas gaitas hasta acercarme a la Plaza de Obradoiro, que es donde está la famosa Catedral, dar una vuelta a la plaza y pedir mi certificado de la Compostela fue mi mejor premio.

Para cerrar el viaje, un buen pulpo a la gallega, una sidra tirada y de postre una torta de Santiago
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Profesor de la Tecnicatura de Agente de Viajes en la Universidad de Belgrano