(Primera Parte) El recorrido tiene la ciudad de San Miguel de Tucumán como base principal. Desde allí vamos descendiendo por la Ruta Provincial 301, para llegar a la ciudad de San Isidro de Lules, el pueblo que es el punto de partida de este viaje que une a once localidades.
Visita a San Isidro de Lules
Lules es el primer lugar donde se cultivó la caña de azúcar en suelo tucumano y su historia está unida a los jesuitas que desarrollaron este cultivo para su propio consumo. En este sitio, además funcionó el primer colegio como institución pública de la Argentina, hoy un Monumento Histórico Nacional.
El
crecimiento industrial de esta localidad con fábricas de papel, procesadoras de
alimentos, materiales de construcción, textiles, químicas y metalúrgicas, se
combina con el desarrollo de cultivos, hortalizas y frutillas jugosas, rojas y
enormes.
Desde el
centro del pueblo, a tan sólo 2 kilómetros sobre la Ruta Provincial 301, se
encuentran las Ruinas de San José de Lules, testimonio de la época de la
conquista española. Allí, en 1670, se instaló la orden jesuita con el objetivo
de evangelizar a los indios Lules y para esto construyeron viviendas y talleres
donde realizar carros de carga, molinos, hornos de ladrillos, trabajos en cuero
para confeccionar sandalias, y el templo.
Hoy las
ruinas, las construcciones y un museo que alberga reliquias pueden ser
visitados por los viajeros. La puesta en valor de este sitio lo califican para
integrar la Ruta Internacional Jesuítica, junto con las ruinas de Ibatín, La
Cocha y la Iglesia San Francisco.
¿Qué hacer
en Juan Bautista Alberdi?
A poco más
de 100 kilómetros hacia el sur de la ciudad Capital se encuentra Juan Bautista
Alberdi, sobre la ruta nacional 38. Desde allí, a unos 22 kilómetros hacia el
oeste, se accede al embalse Escaba, un espejo de agua enclavado entre la
exuberancia del paisaje tucumano y su vegetación incomparable.
Con un
paredón de 100 metros de altura, la represa alimenta turbinas hidroeléctricas
que suministran energía para toda la zona sur de la provincia. En este
maravilloso espejo de agua se realizan diversas actividades deportivas y
turísticas.
Aquí se pesca
pejerreyes, y se puede realizar la navegación en bote o en kayak. También se puede
hacer trekking por sus diversas quebradas y senderos bañados por la Yunga. Allí además es posible disfrutar de distintas
cascadas naturales y de un magnífico bosque de arrayanes en el lugar.
Tomando la Ruta
Nacional 157, y a unos 60 kilómetros de San Miguel de Tucumán, se llega a la
ciudad de Simoca, capital nacional del Sulky y sede de la Fiesta Nacional de la
Feria de Simoca. Allí, todos los sábados, de 9 a 18 horas, funciona la
tradicional Feria que convoca a cientos de expositores de la zona, que ofrecen
al público local y a turistas, todo tipo de productos bajo la sombra de sus
tradicionales ranchos.
Desde hace siglos, quizás desde 1600 en adelante, la plaza del pueblo aloja la vida gaucha, el comercio y las fiestas pueblerinas que se mantienen hasta hoy. Plaza de carretas que realizaban trueque de mercancías provenientes de todos los rincones de la provincia y la región, la procesión de sus imágenes religiosas y hasta carreras cuadreras se desarrollaban habitualmente en este lugar.
Olores, sabores y sonidos invaden cada sábado este reducto de historia y tradición, donde también hay lugar para el comercio de artículos esenciales para la vida actual. De hecho, los ranchos de madera, paja y cañizo no alojan una feria artesanal como la que habitualmente un turista se encuentra al visitar el norte del país. En la Feria de Simoca, quizás heredando esa costumbre criolla del trueque para la subsistencia, se consiguen principalmente elementos de uso diario para las faenas agropecuarias y la vida rural.
La Feria
tiene, además, una enorme propuesta de comidas típicas que se disfrutan
mientras se compra lo que uno fue a buscar: empanadas, locro, parrillada,
tamales, dulces regionales y uno de los platos más deliciosos que ofrece la
provincia: el pastel de novia, una preparación agridulce propia de esta zona
del país. Además, se puede disfrutar de las actuaciones folklóricas de los
artistas del lugar, que le ponen color y sonido a este original y cautivante
destino.
Por Julieta Muñoz (Tucumán Turismo)